Con este artículo he querido recopilar algunas ideas falsas y mitos sobre
la psicología para rebatirlos, de forma argumentada, centrándome sobre todo en
los que ponen en duda y se refieren a la propia naturaleza de ésta, a sus
métodos, a sus resultados, a su validez o a su utilidad en la sociedad.

¿Cuáles son los mitos acerca de la psicología? Hay multitud. Pero en un artículo de Lilienfeld (2012) podemos ver una serie de estudios que ponen de relieve datos interesantes al respecto. Como por ejemplo:
- En un
estudio se les pedía a las personas calificar varias disciplinas en su
“contribución a la sociedad”. La psicología y la sociología fueron
puntuadas significativamente más bajo que las demás. Pero lo
realmente preocupante son los 24 comentarios negativos espontáneos que
hubo hacia la psicología, que decían que “algo de lo que los
psicólogos tienen que decir no puede ser creído” y que “la gente debe
confiar en cambio en su sentido común”. Algunos incluso llegaban a sugerir
que la psicología era responsable de crear muchos problemas a la sociedad.
- En otro
estudio el 52% de las personas estaba de acuerdo con que “la psicología
intenta comprender el comportamiento humano al hablar con ellos y
preguntándoles por qué hacen lo que hacen”. El 41% creía que la
investigación en psicología es menos rigurosa que la investigación en
medicina y el 11% creen que es "mucho menos rigurosa”. Cuando se les
ofreció una elección entre varias profesiones, sólo el 22% seleccionó a
los psicólogos cuando se les preguntó qué profesión es más adecuada para
la reducción de las tasas de divorcio. Un 37% seleccionó las figuras
religiosas.
¿Por qué esa mala imagen de la psicología? Hay un hecho importante que
puede explicar gran parte de esta cuestión. No todos los psicólogos utilizan el método científico. Usan
técnicas cuya validez y eficacia no están fundamentadas ni científicamente ni
de ninguna manera. Pero eso no es culpa de la psicología en sí misma, si no de
las personas que hacen mal uso de ella. Al igual que puede suceder lo mismo en
otras ciencias como son la medicina o la biología. La mala práctica existe
independientemente de la disciplina de la que hablemos.
Seguramente todos nos hemos encontrado con algún médico que parecía más
interesado en terminar la consulta cuanto antes que en ayudarte con tu
problema. Personalmente me ocurrió una vez que después de hacerme un claro
esguince en el tobillo habiendo recibido ese diagnóstico de un traumatólogo,
fui a otro médico que me dijo convencido y sin siquiera mirarme el tobillo que
yo no tenía un esguince. Un hecho asombroso que después explicó de forma vaga e
imprecisa: “No, bueno, es que en realidad…”. Fuera de las anécdotas personales,
no se puede atribuir a la medicina como ciencia, ni a los médicos en general,
que estos individuos no se hayan preocupado lo suficiente o que tengan una
dudosa profesionalidad. Lo mismo pasa con la psicología.
Además en psicología hay mucho intrusismo
que fomenta las ideas erróneas sobre ésta. Por ejemplo de personas que se
aferran a alguna idea, método o técnica de la psicología, la deforman a su
antojo, y después la presentan como válida atribuyéndola y fundamentándola en
la psicología. Por desgracia muchas veces estas prácticas adquieren una gran
fama debido probablemente a que suelen ofrecer supuestas soluciones rápidas y
eficaces a problemas de gran interés para el público general. Por ejemplo
algunos libros de autoayuda en los que aseguran que si eres lo suficientemente
“positivo” puedes curar un cáncer. También hay personas que ante estas críticas
dicen cosas como: “Bueno, a mí me funcionó”. Pero el hecho es que si a una
persona supuestamente le ha funcionado una técnica que, pongamos le ha resuelto
un problema de depresión, no significa que sea válida en general, porque
sencillamente no sabes si lo que “ha funcionado” ha sido realmente esa técnica
o cualquier otra cosa. Se necesitan hacer muchos estudios empíricos que
demuestren que eso funciona de verdad de forma generalizada.
Sin más dilación, vayamos al primer grupo de mitos:
“La psicología no es una ciencia”, “La psicología no usa un método
científico”, “Los resultados de la psicología no son replicables”, “La
psicología no hace predicciones precisas”.
Seguramente la mayoría de personas dirían que una ciencia, entre otras
cosas, se caracteriza básicamente por seguir un método científico, y la
psicología lo sigue. Atendiendo a la explicación de Gross (2007) una ciencia
debe poseer ciertas características:
- Un
objeto de estudio definible: el rango de objetos o fenómenos que se estudia.
- La
construcción de una teoría: es decir, un conjunto complejo de afirmaciones
interrelacionadas que intenta explicar los fenómenos observados.
- La
prueba de hipótesis: una hipótesis es una afirmación que se pone a
prueba, se extrae de la teoría y hace una predicción sobre lo que ocurrirá
bajo ciertas condiciones específicas.
- Uso de
métodos empíricos: para obtener evidencias que apoyen las
hipótesis, lo que llevará al descubrimiento de leyes o principios
generales, que reforzará la teoría a su vez.
El objeto de estudio de la
psicología, como ya se ha dicho, es la conducta y los procesos cognitivos y tenemos
diferentes grandes teorías o enfoques, que tratan de explicar esto,
básicamente: conductista, cognitivo, humanista, social, biológico o evolutivo y
psicodinámico. Ciertos métodos y/o teorías usados por algunos de estos enfoques
son muy criticados dentro de la propia psicología y fuera de ella, porque
precisamente no siguen el método científico. Por ejemplo, aluden a evidencias
que son imposibles o, como poco, muy difíciles de medir, cuantificar y
operativizar; se basan en estudios o experimentos que han sido imposibles de
replicar y por tanto no son válidos; o hacen uso de técnicas sin ninguna
fundamentación empírica. Pero vuelvo a recordar que la psicología como ciencia no
es responsable de cómo la gente haga uso de ella. Es su responsabilidad como
científicos y psicólogos hacer una buena práctica y seguir un método científico
y empírico, y si no lo hacen ni son científicos ni son psicólogos.
Para continuar pongamos el ejemplo que nos cuenta Myers (2005). Una teoría sobre
la depresión nos ayudará a organizar innumerables observaciones sobre este
trastorno de una forma concisa. Supongamos que observamos que las personas
deprimidas describen su pasado, presente y futuro de forma lóbrega. Podríamos
teorizar que la baja autoestima contribuye a la depresión. Sin embargo, por muy
razonable y atractiva que parezca, tenemos que comprobar esta teoría. Ésta debe
implicar predicciones comprobables denominadas hipótesis, que nos
permiten probar, rechazar o revisar la teoría. Para probarlo podríamos pasarle
un test a la gente que evalúe la autoestima, de forma que conseguiríamos
comprobar si las personas que tienen una mala imagen de sí mismas obtienen una
puntuación más alta en una escala de depresión. Por tanto, una teoría (la
autoestima baja alimenta la depresión), lleva a una hipótesis (las
personas con puntuaciones bajas en autoestima tienen puntuaciones altas en depresión) que
conduce a la investigación y observaciones (realizar test de
autoestima y depresión y observar la relación), que mejoran a su vez la
teoría.
Para averiguar si la autoestima influye en la depresión, los psicólogos tienen
que trabajar con alguna evidencia empírica, que proviene de
observaciones de conducta públicamente observable, por ejemplo la conducta
verbal de las personas. La evidencia de la psicología es la conducta que
puede ser medida y definida de forma precisa. También puede haber otras
evidencias empíricas como las neurológicas,
que nos muestras claras relaciones entre, por ejemplo, ciertas sustancias como
la dopamina y la depresión. Pongamos que un equipo de psicólogos concluye, tras
un estudio, que efectivamente la baja autoestima parece contribuir a la
aparición de depresión. Esto no debe tomarse como una verdad tan fácilmente, ya
que este descubrimiento debe replicarse
muchas veces para poder afirmar que es válido, es decir, otros psicólogos tienen
que hacer estudios similares y obtener las mismas conclusiones. Hay hechos que
se replican muchas veces en psicología y se dan como válidos, mientras que hay
otros que no se han conseguido replicar, y por tanto no son válidos y no deben
usarse. Hay que tener en cuenta que la ciencia trata con teorías y no con
“verdades” (Lahey, 2007). Las teorías son explicaciones de hechos y relaciones,
pero siempre están sujetas al cambio, y siendo revisadas por científicos
continuamente para ponerlas a prueba.
Por último queda el asunto de las predicciones precisas.
Pongamos un ejemplo sencillo. Si subimos a un rascacielos y dejamos caer una
pluma desde arriba, ¿algún físico podría determinar con exactitud dónde va a
caer? La respuesta es no, y la razón es muy sencilla. La inmensa cantidad de
variables y su naturaleza muchas veces aleatoria, hace que sea increíblemente
complicado predecir con total exactitud dónde caerá la pluma. ¿Esto hace a los
físicos menos científicos, o que la física pierda valor como ciencia útil a la
sociedad? Evidentemente no. Sin embargo un físico no se quedaría de brazos
cruzados, porque lo que sí puede hacer es determinar, por ejemplo, un rango de
espacio a la redonda, desde dónde dejas caer la pluma, en el que es muy posible
que caiga ésta. Por ejemplo, si estás en un rascacielos, podrías decir con un
99% de seguridad que la pluma va a caer en un radio de 1 km a la redonda. Pero
eso es casi como no decir nada. Sin embargo según vas reduciendo ese rango de
espacio, también se reduce tu certeza de que la pluma caerá ahí. Quedando, por
ejemplo, al final, si no hace mucho viento ese día, en que la pluma caerá con
un 90% de seguridad en un radio de 50 metros. Esto sucede con la psicología.
Las variables que intervienen son muchísimas y muy difíciles de predecir con
total exactitud, pero ello no implica que los métodos usados dejen de ser
científicos, que no tengan valor alguno o que los resultados no sean válidos ni
útiles. Las predicciones serán tanto más precisas cuanto menor número de
variables haya o cuanto más sencillas sean éstas.
Por suerte o por desgracia,
según como se vea, la conducta humana es extremadamente complicada de predecir
en esos términos, incluso más que la trayectoria de una pluma.
Bibliografía
- Gross,
R. (2007). Psicología. La ciencia de la mente y la conducta.
México: El manual moderno.
- Lahey,
B. (2007). Introducción a la psicología. Madrid: McGraw-Hill
- Lilienfeld, S.
O. (2012). Public skepticism of psychology: Why many people perceive the
study of human behavior as unscientific. American Psychologist, 67, 111-129.
- Myers,
D. (2005). Psicología. Madrid: Médica Panamericana.
Agradecimientos: Yesica Caiola, Estefanía Gómez y Jaime Marcos.
La Psicología no es una ciencia exacta, como la Medicina, pero es una Ciencia y utiliza métodos científicos en su desarrollo.
ResponderEliminarExcelente artículo.
¡Gracias por el comentario! En cuanto a lo de ciencia exacta, creo que es muy relativo. Si es en el sentido en que en medicina se usan muchas variables a partir de las cuales se pueden hacer grandes predicciones y bastante exactas, podría ser. Como diagnosticar muchas enfermedades sólo por analizar una muestra de sangre. Aunque en psicología también hay variables muy exactas en ese sentido, como las neurológicas. Pero esto no es siempre así en medicina. Sin ir más lejos no creo que nadie pueda decir que la farmacología en psiquiatría es algo exacto como tal, muchas veces es como matar moscas a cañonazos. Por eso creo que al final ninguna de las ciencias de la naturaleza puede decirse que sea exacta del todo, siempre va a haber algo que no lo es, pero es que la realidad es así, qué le vamos a hacer.
EliminarCon lo de ciencia exacta me refiero a estudios del tipo Matemáticas, Físicas, etc.
EliminarEn Medicina cuando le preguntas al médico cuánto le queda a un enfermo terminal nunca te da una fecha exacta, no se puede saber. Pero 2+2 es 4 exactamente, no hay duda.
De a misma forma que con el mismo medicamento (y las mismas dosis) un enfermo sana antes que otro y no sabemos exactamente por qué. :-)